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1 septiembre, 2015

La puesta de largo del sector jurídico

Un negocio sin publicidad es como guiñar el ojo a una chica en completa oscuridad. Tu sabes lo que estás haciendo pero nadie más lo sabe.

En el panorama social actual, parece que hay una palabra que resuena más alto que las demás, casi como un mantra: COMUNICACIÓN. La escuchamos en política, en el ámbito empresarial, social, de los famosos… nadie parece estar a salvo de esta necesidad. Los problemas ya no parecen ser económicos, políticos o sociales, sino falta de comunicación.

Lo cierto es que ya no se puede hablar de “nueva era” en uno de los sectores más tradicionales como es el jurídico, en materia de comunicación, pero sin duda sí conviene catalogarlo de “tendencia al alza”. En los países anglosajones el desarrollo del Marketing, la Comunicación y, en muchos casos, de la Publicidad tienen ya un largo recorrido. En España, este trayecto aún está a medio camino y, en la mayoría de los casos, todavía persiste la creencia de que la inversión en Marketing y Comunicación es terreno acotado únicamente para las grandes firmas con sedes internacionales y millonarias cifras de facturación. Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que estas firmas fueron de las primeras en percatarse de esta necesidad para competir a nivel internacional, las boutiques legales de menor tamaño, ante un contexto global afectado por la crisis y un aumento feroz de la competencia, tienen la imperiosa necesidad de diferenciarse y de transmitir sus valores a su público “target”.

Hablamos de necesidad, pero como en toda moneda hay dos caras y en el reverso de la de las amenazas está la de las oportunidades. El siglo XXI ha traído consigo los mayores avances de la historia en comunicación a nivel global, ampliando los recursos comunicativos y de gestión de imagen a través de Internet. Las redes sociales, el posicionamiento, los blogs y los nuevos medios digitales abren un abanico de opciones y oportunidades para impulsar el crecimiento del negocio, antaño impensable y, menos aún, en un sector clásico y tradicional como el jurídico.

Los despachos de abogados y los propios juristas deben darse a conocer, trabajar su marca y hacer visibles valores, preparación, experiencia y todas aquellas fortalezas que les distingan para obtener y fidelizar clientes así como mantener una estrategia de crecimiento sostenible en el medio y largo plazo.

Muy probablemente, si el lector de este post es el socio de una pequeña boutique legal, lo primero que le vendrá a la mente será que esta idea suena bien, pero que son las grandes firmas con las ya citadas millonarias cifras de facturación las que pueden sostener grandes departamentos de comunicación. Es cierto que los recursos económicos ayudan pero si la estrategia no es la adecuada puede perder mucho dinero y tiempo. La planificación del desarrollo de su negocio no depende tanto de su inversión como de la implementación de la estrategia opotuna en tiempo y forma. Con una inversión moderada y una adecuada hoja de ruta en cuanto al diseño de las acciones de marketing y el plan de comunicación, una boutique legal puede aparecer el el top of mind dentro de un área de especialización, territorialmente o ante un determinado “cliente tipo”.

Serán las firmas que sepan adaptarse a las exigencias del contexto global las que sobrevivan a los cambios y luzcan el modelo de referencia en la puesta de largo del sector jurídico.

Autor: Gonzalo Jiménez Illana

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